7 jun 2013

Samantha Moore en la Isla del fuego.


Los filósofos dicen que la constancia es una paradoja. El deseo de hacer fantasías implica una sensibilidad o la realidad. El que sale fuera y la hace de anacoreta por unos días, siente un fuerte compromiso con la civilización. Por eso es que, mientras se pone el sol dominical, Samantha se complace con el proyecto de volver a la ciudad.

Haciendo un balance entre la isla y la ciudad, cada una endulza a la otra, y Samantha, otra paradoja en sí misma, se enfrenta a ambas por igual.

Los dejamos con la fémina del mes de mayo de 1966, Samantha Moore, una modelo de alta costura, en la Isla de fuego.


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