3 ago 2013

De la quema de libros a la censura solapada por Gustavo Sainz.

La década de los sesenta fue testigo de una revolución sexual que desafió los códigos tradicionales de moralidad, la concepción del cuerpo y el ejercicio de la sexualidad en general. Tendencia que inicio en la década de los cincuenta halló su máxima expresión en las siguientes décadas (60´s y 70´s), si bien amplios sectores conservadores combatieron estas nuevas manifestaciones considerándolas aberrantes, inmorales y degradantes, la marcha atrás fue inevitable.

Muchos fueron las formas y métodos a los que recurrieron estos sectores para contrarrestar el avance de dichas manifestaciones y al parecer la industria editorial no fue ajena a dichas prácticas, en el presente artículo Gustavo Sainz denuncia la censura editorial de libros polémicos, siendo el motivo para disertar sobre la pornografía y su censura, nuestro autor menciona y cuestiona las leyes parciales sobre las que descansan todas las actividades censurables concluyendo contundentemente: ¿Por qué no obligan a los censores a indicar el pestilente indicio de su presencia?


A continuación la filípica:

No hay comentarios:

Publicar un comentario